Mi padre siempre a trabajado con los trailers, así que un día en su trabajo faltaba un vigilante y mi padre se ofreció. Llamó a mi madre para avisarle que se quedaría a vigilar y mi madre le dijo que se cuidara. El tenía como compañía dos perros de pelea, pero eran mansos con mi padre y todos los trabajadores. Recorrió el lugar y le dieron ganas de ir al baño y como en ese lugar no había lo hizo entre unos arbustos. De pronto los perros se fueron corriendo sin razón aparente y mis padre los miro alejarse y los llamaba. Pero los perros ya se habían ido y al voltear vio dos esferas rojas, tan rojas que parecían dos carbones bien prendidos. Mi padre se agacho justo a tiempo antes de que lo golpearan, volteo a verlos y se fijó que volvían hacia el, así que le gritó: "No me interesa lo que seas pero vete a chingar a otro lado". Los carbones cambiaron de dirección repentinamente alejándose de el. Se fue corriendo de hay y saco su celular llamando directamente a mi madre, le dijo lo que había sucedido y mi madre le dijo: "Que bien que lo insultaste, era la bruja. Y no te dejaría hasta tenerte" Mi padre se sorprendió al saberlo y le dijo: "No me importa que se roben las cosas, ya me voy de aquí, así que hazme la cena". Mi madre solo se rió y le colgó y mi padre se fue en su coche dejando a los perros cuidando.
Esta historia no me la sabía, hasta que mi madre le contó a mi madrina y yo escuche.
